[blank h=”30″ hide_low_res=”” class=””]
[/blank]
[column width=”1/1″ last=”true” title=”” title_type=”single” animation=”none” implicit=”true”]
Estamos viviendo una situación excepcional. Sobre todo los que tenemos menos de 50 años y no hemos vivido algo similar. Y ya ni hablamos de los más jóvenes que ni recuerdan la crisis del 2008.
No podemos mirar a otro lado y tratar de “anestesiarnos” mintiéndonos a nosotros mismos. La situación es grave, muy grave. Y para muchos será la ruina. Eso es así.
Lo primero que debemos hacer es dejarnos sentir, validar lo que sentimos. Porque es normal sentir miedo, ansiedad por el futuro, insomnio, enfado, rabia. Y me temo que la mayoría estamos reprimiendo todo eso, en gran medida porque estamos confinados con la familia, y no queremos “dejarnos ver vulnerables” ante nuestros hijos, padres, pareja…
–
Cambiar la mirada ante el Coronavirus
En mi caso las primeras dos semanas fueron bastante malas. Me dejé llevar por el miedo. Sólo tenía pensamientos negativos, devastadores, apocalípticos. Y más en mi situación, en la que tanto mi pareja como yo somos autónomos. Sin sueldo, ERTE ni ayudas. Además no dejaba de mirar las noticias, Facebook, la “basura” que me enviaban por Whatsapp, cientos de fakes news… Me lo “tragaba” todo.
Pero hubo un cambio. Y no sabría decir qué lo desencadenó. Pero imagino que fue un cúmulo de decisiones que tomé, sumado a otro cúmulo de situaciones que se dieron. Y aquí os cuento cómo cambié yo la mirada ante el coronavirus, y cómo pasé de esa mirada totalmente negra, a un estado de calma e incluso de felicidad.
Decidí aprovechar el confinamiento de la mejor manera. Y sacar a relucir mis habilidades escondidas, que no había necesitado hasta ahora, pero que ahí están.
–
Dieta informativa en el Coronavirus
En algún momento decidí no ver las noticias. Sólo pongo la televisión por la noche, en la cena, para ver alguna serie. Y por supuesto vemos Netflix, Prime o Sky. Evito la televisión como la pólvora.–
No es cuestión de “no saber”, porque “hay que saber”. Es cuestión de “consumir” sólo noticias de medios reputados, con noticias contrastadas. Ni veo las ruedas de prensa del Gobierno llenas de autobombo, ni leo medios de dudosa reputación llenos de críticas, bulos, fakes… que no hacen ningún bien a esta situación.
Y estoy a dieta. Sólo leo las novedades una vez al día. Y alguna vez también por la noche si hablamos mi pareja y yo sobre el bulo del día.
Parece una tontería, pero esta dieta informativa rebaja de forma considerable los niveles de miedo, ansiedad, incertidumbre, rabia, etc. Además, trato de enfocarme en las buenas noticias, que últimamente hay unas cuentas. Ha bajado considerablemente el número diario de muertos, y el próximo lunes podremos salir a pasear con nuestros hijos. A mí con eso me vale.
–
Desempolvar la Thermomix
Ay, la Thermomix. Esa gran desconocida… Lleva en mi vida dos años y medio. Y en estos 40 días de confinamiento la he usado más que en todo este tiempo.
Se han dado varios factores. Primero, los domingos mi suegra nos daba tuppers para toda la semana. Y el confinamiento ha cortado el suministro de tuppers. Así que me he visto “forzada” a ponerme a cocinar. Segundo, Chloé ha comenzado con la comida complementaria. Así que tengo que hacer comida para ella.
Así que me ha dado por hacer pan, galletas, tortitas, papillas, lentejas, guisos, pastas… Y me encanta. Me estoy reconciliando con la cocina. Y no sólo con recetas “fáciles” de la Thermomix. Ayer hice un salmón al horno con patatas panadera para chuparse los dedos. ¡Tengo que agradecer al coronavirus mi actual gusto por cocinar!
–
Cuidar las relaciones
Con una niña de 7 meses no me da tiempo para mucho, pero intento hablar con alguien al menos una vez al día. E incluso hacer video llamadas con varias personas. Hace unos días mi hermana y mi primo nos tiramos casi dos horas hablando sin darnos cuenta.
Las personas son lo importante. Ahora más que nunca. Y hay que aprovechar la tecnología. Me entristece que los abuelos se estén perdiendo estos meses de Chloé. Así que me paso el día haciendo vídeos para que puedan ver sus “primeras veces”. ¡Deseando estoy de que se puedan volver a ver!
Me doy cuenta de la necesidad que tengo de relacionarme. Hace unos días fui a la farmacia y estuve 15 minutos hablando con la farmacéutica de chorradas. Pero es esa necesidad de hablar con alguien de “ahí fuera”. Como el aplauso de las 20.00. Creo que sigo saliendo para ver a a los vecinos. Para comprobar que siguen ahí, que están bien.
–
Redecorar el “balcón”
Tenemos un balcón de dos metros cuadrados como mucho. Es muy pequeño, y por eso nunca lo hemos usado. De hecho, estaba acumulando polvo… Nos hemos entretenido en limpiarlo, poner una red para que las gatas no se “lancen”, poner unos pufs y una mesita. Y me falta colocar una guirnalda de luces y flores.
Ahora salimos todos los días. Salimos un rato a que nos de el sol, a tomar el aperitivo, por la noche a tomarnos un gintonic. Además así podemos abrir el balcón y dejar que el sol entre en el salón.
No sé por qué no había hecho esto antes. Pero gracias al coronavirus es un buen momento para aprovechar y dar gracias por lo que tenemos. Cosas que hasta ahora no eran lo “suficientemente” buenas, y ahora se convierten en nuestra salvación. No sé qué haría yo sin estos ratitos en mi balcón.
–
No hacer nada durante el confinamiento del coronavirus
Estoy escuchando mucho que hay que aprovechar este encierro para hacer algo. Sacarse un master, hacer cursos, aprender un idioma, hacer galletas… ¿Y por qué no nos damos el permiso para parar y no hacer nada?, ¿Para descansar?, ¿Para conectar con nosotros mismos por una vez en nuestra vida?
Está bien hacer cosas, pero siempre que queramos hacerlas, que nos guste hacerlas, que disfrutemos haciéndolas… Si hacemos “cosas” porque nos causa mucha ansiedad “no hacer nada”, tenemos un problema.
Con una niña de 8 meses no tengo muchos momentos de “no hacer nada”, pero cuando ella duerme o está entretenida un rato aprovecho para eso. Para no hacer nada. Para tumbarme en el sofá, para meditar, para cerrar los ojos y dejarme sentir.
–
Comprar menos y aprovechar más durante el Coronavirus
En estos días estoy descubriendo que se puede vivir sin comprar. Parece una chorrada, pero creo que es la primera vez en mi vida que pasan dos meses y no me compro nada para mí. Estamos comprando comida, comida y arena para los gatos, y ropa para Chloé. La pobre sigue creciendo y los pijamas se le quedan pequeños 😉
Y no sólo vemos que podemos vivir sin comprar tanto. También podemos vivir aprovechando y reciclando muchas cosas que tenemos en casa. Le he hecho a Chloe juguetes con cajas que le están gustando más que muchos de los juguetes que ya tenía.
Espero que cuando acabe el confinamiento seamos más conscientes de nuestro nivel de consumismo y podamos rebajarlo y ser más respetuosos con el medio ambiente.
–
Mantenerse positivo
Además de una dieta de información, no está de más hacer dieta de nuestros propios pensamientos. Yo trato de no dejarme llevar por ellos, y en todo caso, desechar todos los pensamientos que no me van a hacer bien.
Siempre que me “vienen” pensamientos derrotistas, me repito a mí misma afirmaciones que cambien mi “vibración” por una más positiva. Puede ser cualquier que te ayude. “Hoy es un día menos”, “Todo va a salir bien”, “Estamos bien”, “El planeta respira”, “Vamos a salir de esta”, “Todo es perfecto”…
Es importante recordar que el miedo baja nuestras defensas y nuestro sistema inmune. Así que trato de mantenerme positiva.
–
Reírse
En un momento así es imprescindible reirse. Mantener el buen humor. Puedes leer una novela de humor, ver películas o series divertidas, hacer bromas siempre que surja la oportunidad, reirte con tu familia, reirte de tí mismo.
¡No te olvides de reír todos los días!
–
Y tú, ¿cómo estás viviendo este encierro? Me encantaría leerte en los comentarios 😉
[/column]
[blank h=”10″ hide_low_res=”false” class=””]
[/blank]
[column width=”1/1″ last=”true” title=”” title_type=”single” animation=”none” implicit=”true”]
Fotografía: Alisa Anton
[/column]
[blank h=”30″ hide_low_res=”” class=””]
[/blank]
Hola Elsa,que bien escribes,yo comparto todo lo escrito,al principio me costó asumir la situación pero después te das cuentas de que de todo se aprende y de todo hay que sacar provecho.
Estoy cocinando más que era una asignatura pendiente y me gusta un montón,leyendo mucho ,haciendo deporte más que nunca,cursos on line ,a veces no hago nada ,que tbien está bien,en fin ,adaptándonos a esta situación,estando de ErTE tienes tiempo para muchas cosas,,esperemos que pase pronto y que empecemos de nuevo,un beso y cuidaros mucho