[blank h=”30″ hide_low_res=”” class=””]
[/blank]
[column width=”1/1″ last=”true” title=”” title_type=”single” animation=”none” implicit=”true”]
No es fácil aceptar el horror. El horror de nuestra biografía, de nuestra historia, de nuestros ancestros…
Para muchos el horror empieza en el vientre materno. Muchos ya hemos vivido antes de nacer nuestro primer evento traumático. Luego vienen partos traumáticos, infancias y eventos traumáticos a lo largo de la vida.
No todos los eventos traumáticos tienen que producir trauma en la persona. Si la persona tiene las suficientes herramientas en el momento del evento, y el suficiente apoyo posterior, puede vivirlo e integrarlo en su cuerpo sin mayores síntomas.
Pero también es cierto que muchos eventos que no consideramos traumáticos pueden haber desencadenado estrés postraumático y todos los síntomas asociados.
En mi caso, ahora empiezo a identificar todos esos eventos y las huellas que dejaron en mi cuerpo. A veces me pregunto cómo pude sobrevivir a tanto. Y durante tanto tiempo… Solo de pensarlo se me corta la respiración.
Y ahora puedo ver que no era tanto el significado del evento. El dolor que pude vivir. La tristeza, el miedo… La huella más fuerte está en mi cuerpo. Ahora siento lo cansado que está. Lo agotado que está. De llevar más de 40 años en esta hiper activación.
Hay experiencias tan gravadas en mi memoria… Realmente me pregunto cómo ha aguantado mi cuerpo toda esta tensión y este estrés tanto tiempo. Hasta hace no mucho, si alguien me tocaba por detrás, aunque fuera de forma cariñosa, todo mi cuerpo se ponía en tensión. En un estado total de alarma. Como si en cualquier momento, sin avisar, mi cuerpo presintiera que iba a llegar un peligro de muerte.
Me recuerdo de niña fantaseando otras vidas, otras historias para mí. No quería la que me había tocado.
Por eso cuesta tanto aceptar. Podemos decir desde la mente racional que lo hemos superado, que lo hemos perdonado, que lo hemos integrado… Pero el cuerpo no miente. Sigue habiendo una rabia contenida brutal. Rabia por lo que fue, rabia por lo que no fue, rabia por no haber podido hacerlo de otra forma.
Me sigue costando aceptar. Siento en el fondo de mi alma que todo fue así por alguna razón, por alguna buena razón. Siento que está despertando en mí una capacidad de empatía y una sabiduría que de otra forma no hubiese alcanzado. `
Como dice @holistic.life.navigation, por algo todos los superhéroes tienen una infancia traumática. Porque si la llegan a superar, de ahí nace la sabiduría y la capacidad de sostener y aceptar la vida tal cual es. Nuestra biografía y nuestra historia tal cual es. La realidad tal cual es.
Como madre, se ha vuelto casi una obsesión “construir” una infancia feliz para mi hija. Y por “construir” me refiero a hacer lo que esté en mi mano para que se sienta protegida, segura, vista y comprendida.
Creo que lo mejor que podemos hacer los padres es “construir una infancia feliz” para nuestros hijos. Llenarlos de recuerdos felices, de experiencias y de momentos de amor. Que sean capaces de integrar su biografía sin tener que buscar formas de huir de ella.
¡Por un mundo lleno de infancias felices y amorosas!
[/column]
[blank h=”30″ hide_low_res=”” class=””]
[/blank]